Abre la ventana, deja que ventile mi cuerpo, quiero la brisa en mi cara… Decía sentado el abuelo, hace que me sienta libre.
Hoy sigue abierta, la brisa sigue acariciando su rostro…
De lujo
En un ático de lujo dijo que vivía,
y hasta me invitó a cenar una mariscada.
Me llevó, ¡cómo pudo tener tanta osadía!;
yo, que soy una mujer distinta y refinada.
Salvador Cortés Cortés
La casa habitada por fantasmas, el sofá le ofrece asiento a tu ausencia, la espera ha huído por la ventana abierta, el vacío se empadrona en mí, dejo la puerta abierta por si tienes frío . . .
Esperó, con la mirada ausente, en soledad. Recordaba sin descanso, sus últimas palabras:
“Volveré pronto” , y después, el silencio ensordecedor, el viento cálido entrando por la ventana mientras murmuraba aquello que nunca logró decir:“ te amo”.
Reproche
Nunca dejaste que renovara ese sillón… Necesito respirar otros aires y empiezo una nueva vida. Adiós.
Has quedado colgado
de ese momento,
un portazo
después
la ráfaga de viento.
Quieres quedarte aquí
parar el tiempo
pero no lo consigues
porque ese viento
ya no es el mismo
siempre
es otro viento.
Marifeli
LA MADRASTRA
Los encerraba durante el día en el desván: un polvoriento sofá y un retrato de un viejo cuyo ojo bizco apuntaba a la ventana. Ella escapaba, volvía al anochecer. El, inmóvil, juraba venganza.
En la casa vacía tan solo quedó la foto del joven héroe, era el orgullo de la familia. En la última mudanza todos se olvidaron de él.
Un sofá con historia
Una foto de antaño
Un pequeño diario
Rebuscar la memoria
Voy sin pena ni gloria
Cierrame esa ventana
Sin amor sin mañana
Hablare con el viento
Le diré que lo siento
Que se fue su mirada.
Pepe balaguer.
Cada día, su brisa amable volaba hasta mi ventana. Nunca entraba. Se posaba en el alféizar y canturreaba para mí.
Una noche, abrí la ventana y la dejé pasar. Jamás volví a escuchar aquel canto.
EN PAUSA
Todo apuntaba a que el tiempo
se había detenido,
todo,
excepto el leve vaivén del visillo.
El viejo sofá
El día en que ella me miró, supe que jamás podría deshacerme de ese sofá. Así que me aparté del abismo de la ventana abierta y me senté a su lado. La muerte sonrió complacida.
NOS AFERRAMOS A CENIZAS
El pasado es una estancia húmeda y vacía
de cuyas paredes cuelgan viejas fotografías.
Solo la luz que entra por la ventana puede
descorrer el deshilachado visillo
de ese miedo íntimo llamado olvido.
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